¿Nuestro pensamiento nos engaña?, Cuando pensar de mas se convierte en un problema
Sra. M estaba en la sala de espera, al momento de bajar para ir por ella y pasar a terapia, notó cierto movimiento en sus piernas y brazos aun estando ella sentada, pongo más atención a su expresión corporal y lo que noto es una mirada cansada y con señal de incertidumbre, sus ojos se mueven atentos a percibir todo a su alrededor entendiéndose como si estuviera alarmada de algo en el ambiente, al momento de iniciar la conversación su habla es muy rápida, la terapia ya había iniciado.
Ella refiere que acude a terapia por el motivo que desde siempre se ha percibido como una persona “nerviosa” observadora de los detalles, atenta a su salud, calidad de vida y consciente de los problemas actuales con la idea de prevenir que se envuelva en ellas, selectiva al momento de entablar una amistad o vínculo afectivo, aun así ella refiere que hace algún tiempo, estos indicadores se intensificaron de una manera en la que la situaciones cotidianas se empezaron hacer complicadas, problemáticas y sin respuesta clara de qué hacer, manifestándose; en sus actividades laborales, al final del día siempre le pasaba por su mente que su desempeño no había sido el adecuado.
Su trabajo se expandió en plantilla, ahora trabaja con más persona, eso hizo que se diera cuenta que al momento de entablar una conversación se presentaba una zozobra que giraba alrededor “ acaso lo que dijo era para mi” “como puede ser posible que tenga esos gustos” “ se habrá dado cuenta que no me cae bien” “como puede ser que piense de esa manera, acaso no se da cuenta” eran alguna de sus meditaciones diarias dentro y fuera de su trabajo.
Dentro de su casa y relación se empezaron a intensificar los problemas, el cual con su familia cualquier observación que le daban, ella reacciona defensivamente, descalificando a los demás y terminaba en discusión o pelea. La reacción de ella era tomar distancia, aislamiento y quedarse con una sensación de desagrado y confusión de no saber qué estaba pasando. Empezó a notar que el estómago le dolía recurrentemente y que le faltaba el aire, acudió al médico, asegurando que estaba enferma, se hicieron estudios superficiales y específicos, el diagnóstico fue que no había enfermedad, esto en lugar de aliviarla y quitarle un peso de encima, la hizo sentirse más desconcertada, pues ella aun seguía pensando que había “algo” que no estaba bien con ella… llegando a pensar que ahora no solo era el estómago su punto de preocupación sino, que ahora pensaba que se estaba quedando “loca”.
La historia de la Sra. M es un claro cuadro de trastorno de ansiedad generalizada (TCA), según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 8% de la población mundial presenta algún cuadro de ansiedad actualmente, el cual es el doble de prevalencia en mujeres que hombres, así mismo la “Encuesta Nacional de Hogares 2017 ” realizado por INEGI, refiere que el 18.4% de la población de México percibe que “siente mucha” preocupación o nerviosismo en sus días, esto indica que los problemas mentales relacionados con la ansiedad van en aumento, así mismo la ansiedad se ve relacionada con la aparición de otros padecimientos mentales como: depresión y trastornos del ánimo.
Antes de continuar con el escrito, nos vemos en la necesidad de definir lo que significa “ansiedad” según Lazarus, R. (1994) “La ansiedad es un fenómeno natural, una experiencia emocional, que lleva al conocimiento del propio ser, que moviliza las operaciones defensivas del organismo, es base para el aprendizaje, estimula el desarrollo de la personalidad, motiva el logro de metas y contribuye a mantener un elevado nivel de trabajo y conducta. Se manifiesta en el aspecto fisiológico (estrés), un reflejo de la toma de conciencia de un peligro (miedo), deseo intenso (anhelo) y puede significar un ánimo transitorio de tensión (sentimiento)”…
Cuando la sensación de ansiedad es excesiva, junto con una preocupación y miedo disfuncional, con sensaciones desagradables subjetivas de peligro, tensión o aprensión que persiste por más de 6 meses y se centra en una amplia gama de acontecimientos y situaciones, es cuando se presenta un cuadro de problema de ansiedad, impactando directamente la calidad de vida del individuo, generando consecuencias en su entorno inmediato; familia, trabajo, la forma en cómo se relaciona con las demás personas y su capacidad para resolver o enfrentar la situaciones diarias.
Ya definida la diferencia de ansiedad y problemas de ansiedad, continuaremos con el objetivo del presente escrito el cual tiene la finalidad de proponer una respuesta a las siguientes 2 interrogantes ¿Qué tipo de enfoque terapéutico sería más eficiente para tratar este problema? y ¿Cual es alguna estrategia que ayude disminuir los problemas de la Sra M? A continuación te las presento:
La terapia cognitivo conductual (TCC) es un modelo de tratamiento que ha resultado exitoso para diversos trastornos mentales, es el modelo terapéutico con mayor confiabilidad al momento de evaluar su efectividad durante la terapia. El TCC se centra en identificar y modificar los pensamientos desadaptativos, el cual a su vez se observan en un cambio de comportamiento del sujeto, dando como resultado que el individuo se sienta mejor, pueda
controlar, regular emociones y adquirir estrategias para afrontar las situaciones, dificultades o problemas.
Uno de los puntos focales de la TCC es que se centra en la exploración, identificación y modificación de las “distorsiones cognitivas” , se entiende como distorsiones cognitivas los errores en el procesamiento de la información que influyen en la manera que pensamos, sentimos y actuamos en relación con el entorno y que se presentan como esquemas (ideas, suposiciones, creencias) negativos, es decir las distorsiones cognitivas en lugar de aproximarnos a percibir la realidad – lo que realmente está sucediendo – nos alejan y limitan las posibilidades de respuesta de un individuo ante una situación (Beck, A. & Emery, G. 1985).
Con el avance del tiempo se empezaron a realizar estudios con gente que presentaba algún problema de ansiedad, se logró identificar y agrupar las distorsiones cognitivas que se encontraban en diferentes padecimientos mentales. Por relevancia de este escrito se han seleccionado las que directamente se relacionan con cuadros de problemas de ansiedad. Segun estudios por Friedman, Thayer & Borkovec (2000) Wells & Carter (2001) con pacientes con problemas de ansiedad, se identificó la secuencia y peso (significancia) de dichas distorsiones cognitivas, las cuales son; deberías, falacia de justicia, tener razón, visión catastrófica, falacia de control, falacia de cambio, abstracción selectiva.
A continuación se explica de una manera sencilla y clara cada distorsión cognitiva mencionada, el cual ayudará al lector a identificar y ser consciente cuando utilicemos el “error del pensamiento”.
Explicado cuales son las principales distorsiones cognitivas que se relacionan con los problemas de ansiedad, es importante brindar al lector una estrategia para prevenir que el problema evolucione.
Conversando conmigo mismo: Autorregulaciones Lingüísticas.
Las personas con problemas de ansiedad por lo regular perciben ese estado emocional como desagradable e indeseable. Se intensifica el problema cuando el sujeto responde de una manera impulsiva y desadaptativa ante la situación, acción o relación con una persona, agregado sentimientos de culpa, frustración y de impotencia, es decir que si ya esta mal, cuando actúa y ve la consecuencia de su acción paradójicamente empeora su estado. Podríamos decir que uno de los objetivos más importantes al momento de controlar la ansiedad es evitar las consecuencias que genera nuestra propia conducta (respuesta).
Esto se logra con la estrategia cognitiva llamada “autorregulaciones lingüísticas” , que en palabras coloquiales se asemeja a una conversación estructurada con nosotros mismos, siguiendo una estructura de preguntas orientadas a centrar la atención al aquí y al ahora, tiene el objetivo de quitar el “filtro” de la distorsión cognitiva y regular la conducta (respuesta) ante una situaciones o suceso haciéndola adaptativa y funcional.
A continuación te explicamos cómo hacerlo con un ejemplo de la Sra. M con su familia:
1) ¿Que está sucediendo? – Cada vez que trato de hablar con mi madre, discutimos.
2) ¿Como me siento? – Triste, frustrada, enojada y angustiada.
3) ¿ Que estoy pensando? – Nadie me puede ayudar, todo es mi culpa.
4) ¿Que posibilidades tengo? – Seguir defendiendo mi punto de vista, por ende continuar discutiendo. – Aislarse y evitar cualquier contacto. - Conversar de cualquier otro tema sin yo iniciar el tema “problemático”. – Aceptar que es difícil que otra persona entiende exactamente lo que siento, pues es mi responsabilidad como me siento.
5) Elige una opción y llevala a la acción - Conversar de cualquier otro tema sin yo iniciar el tema “problemático”
6) ¿Que te imaginas que va suceder y como te sentirias al final? – Por primera vez en mucho tiempo pude platicar con mi madre, por ende me sentiria mas relajada y sin culpa por no haber discutido.
La estrategia que se acaba de presentar es fácil explicarlo pero es – al principio complicado realizarlo, recuerden esta estrategia llamada “auto-regulaciones lingüísticas” no es exclusivo de personas con cuadros de ansiedad, sino es una “llave maestra” para regular nuestras emociones,pensamientos, comportamientos. Puntualizando es mucho mejor acudir a terapia para prevenir un cuadro agudo de ansiedad y es necesario recibir terapia cuando este problema ya está presente en nuestras vidas.
Por último recuerda “No hay salud, sin salud mental primero”
Luis Silva Moya
Psicoterapeuta individual y familiar.
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